Octavo disco de la banda de Países Bajos, liderada por Sharon Den Adel, una de las mejores voces de la historia del metal sinfónico. El álbum contiene 11 temas, aunque ya varios habían sido lanzados con anterioridad como singles, especialmente durante el tiempo de pandemia. La placa aglutina todos los estilos por lo que ha pasado el grupo, desde sus comienzos con unos toques más sinfónicos hasta su actualidad con un rock alternativo y comercial. En ese sentido, gustará tanto al fan antiguo como al que los descubrió más recientemente. Destacan canciones como “Bleed Out”, “Worth Dying For”, “Cyanide Love” y sobretodo “Don’t Pray For Me”, con su enganchador coro.